Si uno es otro, son ellos quienes nos alimentan para seguir en la pasión que nos devora, un sentimiento extraño, que no hace ser indiferentes a tantas cosas, es un mundo aparte donde no hay tiempo ni espacio, todo se detiene y casi sin saberlo fluye, sin hambre, sin dolor, sin cansancio, una visón espiritual que no es nuestra, nos dirige hacia los demás a contribuir por el bien común, a ver mundos imaginarios, que en lo mas profundo quiere, entre otras cosas, la paz, la verdad.
Descubrir que hay en lo que no se ve, una obsesión que guía nuestros pensamientos y se enfrenta a lo desconocido, despertar en los otros un yo que no existe, un yo inmaterial, un yo invisible, el alimento que nos hace evolucionar como seres humanos, consientes de los problemas humanos, de la miseria, del hambre, de la guerra, del vicio, la injusticia, el desorden, la diferencias, los derechos. En alguna parte existe un otro yo en todos nosotros, que se entrega sin miedo y con una voluntad impensada al otro, que ve en todos lo que nos hace falta para ser